sábado, 11 de febrero de 2017

Mi experiencia con el yoga

Hoy en el curso de yoga que estoy realizando en Mysore (India), nos preguntaron que sigfinica yoga para nosotr@s.

Para mí yoga es una filosofía de vida, de pensamiento, palabra y acción. Va más allá que asistir a clase dos veces por semana o que aparecer en redes sociales haciendo una postura inalcanzable para la mayoría de los humanos, yoga es mucho más profundo que todo eso. 

Cuando tienes la suerte de cruzarte en la vida con personas que realmente viven en estado de yoga continuamente y lo transmiten con profunda sabiduría y respeto, es entonces cuando empiezas a entender un poquito acerca de esta milenaria tradición.

Mi experiencia con el yoga comenzó hace díez años en Barcelona, por aquel entonces me apunté a una escuela de Kundalini,  recuerdo que lloraba a moco tendido cuando escuchaba a la profesora cantar mantras, algo dentro comenzaba a despertar. En aquella época, mi mente andaba por mundos muy diferentes al yoga, pero de alguna manera todo fue encajando poco a poco y comenzaron a llegar conexiones con personas que practicaban yoga y estaban de alguna manera también en este camino.

Una experiencia me fue llevando a otra, y ésta a otra, y así sucesivamente hasta que a la edad de 33 años decidí comenzar una formación de Hatha Yoga en Zaragoza, con una persona muy respetada y reconocida en esta enseñanza.   

Fueron 4 años realmente intensos, transformadores, tanto para mí como para las personas que me rodearon, en este caso mis padres. Nunca antes había experimentado una discplina a ese nivel. Muchos días salía de clase llorando, preguntándome que hacía allí y porque esa persona me trababa y me hablaba así. Con el tiempo he comprendido que sin disciplina y sin una buena base de yoga no se puede llegar a ser buen profesor. A día de hoy me siento agradecida por ello. 

En un momento triste y difícil apareció una hermosa luz femenina. Sus clases pura poesía, su voz delicada y dulce, trato cariñoso y cercano con los alumnos. Otra perspectiva diferente a la que estaba acostumbrada y muy valida también para transmitir la enseñanza con tanta delicadeza, entrega y devoción.

A lo largo de los años, comenzé a cambiar ciertos hábitos y a dejar otros de una manera muy natural, apenas sin forzar, a buscar más adentro que fuera, a replantearme preguntas acerca de qué hacía aquí y cual era mi misión en la tierra, y todavía a día de hoy hay preguntas sin responder. 

La alimentación fue de esos grandes cambios. Al principio mis padres pensaron que era algo temporal, pero con el paso de los años han visto que sigo con la misma alimentación y apenas caigo enferma y mi nivel de energía está siempre alto. No voy a bares, ni salgo de noche, en cambio, empleo mi tiempo en seguir formándome, en pasear por la naturaleza, y en cuanto ahorro algo de dinero después de un trabajo viajo a India y Nepal, dos países que me han hecho crecer mucho como persona. 

Es la séptima vez que viajo a India, y cada una de ellas ha supuesto un gran movimiento interno y muchas experiencias vividas, y siento que esta es esa experiencia que me faltaba por vivir, encontrar un lugar donde la enseñanza de yoga no se basara en obtener un diploma y ya, sino la de transmitirte la enseñanza desde una perspectiva real.  Estoy casi segura  que en muy pocas escuelas hoy en día en el mundo se puede encontrar una enseñanza tan verdadera. 

En unos días cumpliré 39 y cada día que pasa me siento más joven, con más energía, más segura de mi misma y de las decisiones que tomo, y estoy segura que en parte es gracias al yoga, y también al estar más conectada con mi interior y ser más consciente de lo afortunada que soy de poder vivir vivencias tan intensas como la que estoy viviendo estos meses en Mysore con la práctica de yoga. 

Todavía me queda un camino muy largo por recorrer, esto solo ha hecho que empezar...

Om Shanti, Shanti, Shanti     

www.atmavikasayoga.in





   




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